Por Elena Magariños (publicado en Vida Nueva el 13.10.2022)
‘Emplazados por la sinodalidad’. Este es el título de la ponencia con el que el claretiano Carlos Martínez Oliveras ha participado en la nueva edición de ‘Los Jueves del ITVR’. “La sinodalidad puede ser un motivo para ‘obligarnos’ o llevarnos a una cuestión a la que hemos sido invitados”, ha señalado durante su intervención.
“El Papa ha querido implicar a la Iglesia universal”, ha continuado, explicando, además, que “en este momento nos encontramos a la mitad del camino, concluida ya la fase diocesana” del Sínodo de la Sinodalidad. Sin embargo, “esta comprensión de la sinodalidad ha sido algo novedosos que todos hemos tenido que aprender, y desarrollar una serie de conocimientos y destrezas para ponerla en práctica”, y ha hecho, además, que quede patente aquello que la sinodalidad no es.
Lo que no es sinodalidad
En primer lugar, Martínez Oliveras ha subrayado que “no es el eslogan de la temporada”. De hecho, la sinodalidad “es algo constitutivo de la propia Iglesia”, por lo que “no es algo transitorio, coyuntural o pasajero”.
Por otro lado, ha aseverado que “la sinodalidad no está ya realizada en la Iglesia”. Reconociendo que “es cierto que hay ya algunos signos y estructuras”, el religioso ha matizado que “aún falta mucho camino”. “Tal vez llegará el momento en el que la sinodalidad deba pasar por una estructura canónica que garantice esos procesos de diálogo y decisión conjunta”, ha explicado. “Por lo tanto, queda un largo camino en este sentido. No es solo un cambio estructural, sino que requiere también una conversión personal”.
Del mismo modo, el claretiano ha apuntado que la sinodalidad no es “un paseo festivo”, ni tampoco es “un contenido, sino un método de discernimiento sobre lo que el Espíritu pide a la Iglesia hoy, escuchando, dialogando y discerniendo con todos”.
Por último, la sinodalidad “no es el camino más rápido para llegar a los sitios”. “Toda dinámica que involucre procesos de muchas personas no son rápidos”, ha reconocido, advirtiendo, además, que “podemos desanimarnos porque el proceso pueda durar mucho”. “Puede ser un proceso muy lento, pero lo que quiere el Papa es que quede de forma estructural en la Iglesia”, ha añadido.