Por José Beltrán
Publicado en vidanuevadigital.com el 06.10.2024
- El purpurado preside la misa por la comunión en la Iglesia de Madrid en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar
- “Necesitamos con urgencia espacios nuevos de acogida a los que huyen de la guerra”, reclama en un llamamiento a las entidades religiosas
“Que lo que Dios quiere unido, no nos empeñemos en enfrentarlo y separarlo con partidismos, ideologizaciones o no querer mirar al corazón”. Es la reflexión que lanzó esta mañana el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, durante la eucaristía por la Comunión en la Iglesia diocesana celebrada en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar.
El purpurado denunció que “vivimos polarizaciones que deshumanizan y se cuelan en la Iglesia, dividiendo y agrediendo, a veces con violencia sofisticada”. A la par, alertó de que “vivimos entre malentendidos y enfrentamientos en nombre de no sé qué razones que rompen el corazón del mismo Cristo”. Frente a ello, reivindicó “el gozo complejo de vivir en medio de la diversidad”, como una labor de artesanía que se cuida diariamente para “ser una verdadera familia con los vínculos firmes en Dios y entre nosotros”. “Todos, todos, todos, como dice el papa Francisco”, enfatizó el cardenal de Madrid.
Forma de tejer
Cobo defendió la sinodalidad que abandera el papa Francisco como “la forma de tejer la comunión” y “renovar nuestras comunidades para que sean expresión real de una iglesia sinodal por la comunión desde la participación y hacia la misión”. “Nuestra Iglesia solo será posible -señaló convencido- si, como dice el lema de hoy, cuidamos el latir con un solo corazón, el de Cristo, latiendo a su ritmo y no al nuestro”. “Y siempre -remarcó después-, desde el corazón de los más necesitados los más vulnerables y sufrientes como primer hogar de comunión”.
“Mientras los fariseos se empeñan en separar, dividir y repudiar a la mujer en el Evangelio de hoy, Jesús les hace mirar en otra dirección, se sitúa en otro horizonte”, explicó el cardenal madrileño a partir de las lecturas del día. A partir de ahí, detalló que “Jesús no resuelve este conflicto enfrentando al hombre y a la mujer, sino cogiendo a los dos, y subiéndolos un escalón llevándonos más allá a una auténtica comunión en el amor”. De la misma manera, sentenció que “Jesús va a la mayor, por eso no elige las rebajas, sino la apuesta total de la vida”.
Salir de los pequeños espacios
“Se trata de ponernos una vez más a la escucha del Espíritu para que nos saque de nuestras particularidades, de nuestros grupos, de nuestros pequeños espacios para dejar que nos vertebre en torno a una misión que tenemos en común”, apreció, desde la convicción de que esta misión “es más grande que cada uno de nosotros, de nuestras comunidades, más grande que nuestros carismas y nuestros dones particulares”. “La comunión, lejos de uniformar, armoniza la pluralidad, una pluralidad que embellece la unidad de la Iglesia haciéndonos sonar a todos armónicamente”, comentó en otro momento.
En la homilía también recordó que mañana toda la Iglesia universal celebra una jornada de oración por la paz convocada por el papa Francisco y que tendrá la catedral de la Almudena como epicentro para los católicos madrileños. Desde ahí, el purpurado hizo un llamamiento precisamente vinculado a los conflictos abiertos en el mundo: “Necesitamos con urgencia espacios nuevos de acogida a los que huyen de la guerra”. Es más, reclamó a todas las instituciones religiosas para que “podamos compartir la capacidad de nuestras instalaciones al servicio de las personas que las guerras y las catástrofes humanitarias están desplazando”.