Estamos llamados a renovar nuestras comunidades para que sean expresión real de una Iglesia sinodal por la comunión desde la participación y hacia la misión. Nuestra Iglesia solo será posible si cuidamos el latir con un solo corazón, el de Cristo. Allí se encuentra cada uno de nuestros corazones, latiendo a su ritmo, y no al nuestro, y siempre desde el corazón de los más necesitados, los más vulnerables y sufrientes como primer hogar de comunión.
(Homilia del cardenal José Cobo en la Eucaristía del V Domingo por la Comunión – 06/10/2024)