L’Osservatore Romano (Publicado en Vatican news el 04.07.2025)
«Ya de pequeños podemos aprender a ser constructores de puentes y buscar oportunidades para ayudar a los demás». De ello está convencido León XIV, que respondiendo a las preguntas de algunos niños con los que se reunió ayer en el Vaticano les instó a buscar la amistad con Jesús participando en la misa, a acoger a los que son diferentes y a comprometerse en la construcción de la paz. La ocasión fue la visita que realizó hacia el mediodía de ayer, 3 de julio, en el Aula Pablo VI, donde estaban reunidos los más de 300 participantes del Estate Ragazzi en el Vaticano, a los que poco antes se habían unido otros tantos niños de la misma edad procedentes de Ucrania acogidos por Cáritas Italiana.
Misa de niño en Chicago
La primera en dirigirse a León XIV fue Giulia, que le preguntó si iba a misa de niño. «¡Claro que sí! – siempre, todos los domingos, con papá y mamá». Luego, añadió, tejiendo de nuevo el hilo de los recuerdos de su infancia en Chicago, «desde los 6 años más o menos fui también monaguillo en la parroquia y así, antes de ir a clase, en la escuela, que era una escuela parroquial, había misa a las 6.30 de la mañana y mamá siempre nos despertaba y decía: «Vamos a misa». Y luego también servir en la misa era algo que me gustaba mucho, porque ya de pequeño me habían enseñado que Jesús está siempre cerca, que el mejor amigo es siempre «Él»y que la misa era una manera de encontrar a este amigo, de estar con Jesús, incluso antes de hacer la Primera Comunión». En este sentido, el Papa Prevost recordó que en aquella época la celebración «era en latín» – «todavía teníamos que aprender latín para la misa y luego, más tarde, para mí, que nací y viví en Estados Unidos, cambió al inglés», comentó. Pero lo importante, añadió, «no era tanto en qué idioma celebrábamos, sino simplemente tener esa experiencia de conocer a otros chicos que también servían la misa juntos»; así que «siempre la amistad, y luego esta cercanía con Jesús en la Iglesia. Siempre fue algo muy hermoso».
Acoger a quien es diferente, construir puentes
A continuación tomó el micrófono Edoardo, quien, refiriéndose al tema del Estate Ragazzi en el Vaticano, preguntó al Papa cómo pueden los niños acoger a los que son diferentes. En respuesta, León XIV dirigió primero un saludo en inglés al grupo que había venido de Ucrania – «experiencias como ésta, de encontrarse unos con otros viniendo de países diferentes, de tierras diferentes, de lenguas diferentes, de tantas diferencias que puede haber entre nosotros, es muy importante», explicó, instando a vivir «la experiencia de encontrarse, de conocerse, de respetarse y de aprender a ser amigos unos de otros» – y luego retomó en italiano para hacer comprender a los demás presentes que Ucrania es «una tierra que está sufriendo mucho a causa de la guerra».
Y señalando precisamente las diferencias que ciertamente existen entre los dos grupos con los que se encontró, empezando por la lengua hablada y la consiguiente dificultad para entenderse, dijo también ser consciente de que «sin embargo, cuando encontramos la oportunidad de un encuentro, de encontrarnos con el otro, es muy importante aprender a respetarnos, no centrarnos en las diferencias sino ver cómo vivir un encuentro respetando al otro para construir puentes, para construir amistad, para reconocer que todos podemos ser amigos, hermanos, hermanas, y que así podemos caminar juntos y avanzar». El Papa no ocultó las dificultades. «A veces cuesta un esfuerzo especial», señaló, «porque: “Pero él no es como yo, pero ella es diferente… Él no habla como yo… Yo lo veo diferente…”»; sin embargo, aclaró que debemos «aprender a respetarnos mutuamente, saber que podemos vivir el encuentro y vivir como amigos todos.»
«No entrar en guerra»
Damián volvió finalmente al tema del conflicto en Ucrania, preguntando qué pueden hacer las nuevas generaciones para construir la paz. Y el obispo de Roma respondió que «incluso siendo niños, todos podemos aprender a ser constructores de paz y amistad». También ofreció sugerencias prácticas: «No entren en guerra, en batalla, nunca promuevan el odio, son tantas pequeñas cosas incluso para ustedes que a veces, uno mira y dice: »Me gustan más esos zapatos de ahí y yo no los tengo…». Entonces veo mal a la otra persona… O siento esta envidia, algo que me duele un poco en el corazón». En cambio, aclaró el Papa, «Jesús nos llama a aprender a ser todos amigos, todos hermanos. Y viviendo esa experiencia seamos italianos, americanos, ucranianos, del país que seamos, todos somos hijos e hijas de Dios». De ahí la invitación a aprender desde pequeños «a tener este respeto mutuo», a «ver en el otro a alguien como yo», que «no es tan diferente». «Habla otro idioma, no puedo decir nada»: no es verdad, ¡también hay gestos! Hay una manera de acercarse al otro, se puede compartir un poco de pan, se pueden buscar maneras de ayudar al otro», porque precisamente, concluyó León XIV, «incluso los más pequeños pueden ya empezar a buscar ocasiones y oportunidades» para «ser promotores de paz, promotores de amistad, de amor entre todos».