TRABAJOS PREVIOS I: MANTENER EL DON Y EL IMPULSO INICIAL. DE DÓNDE VENIMOS. CÓMO LO IMAGINAMOS.

NO PERDAMOS DE VISTA DEL IMPULSO DEL QUE HEMOS NACIDO

Eso nos lleva a no perder de vista el impulso del que hemos nacido, del lugar de dónde venimos, pues el vínculo inicial nos ha llegado de la llamada recibida en el seno de una comunidad laical insertada en la vida efervescente de la santa Iglesia de Dios.  

No es sólo la evocación puntual mediante una llamada habitual a la Comunión, como la que se recibe, cuando se da en lo cotidiano de la vida de la Iglesia, que tiene un carácter sacramental, institucional, de llamada a la vivencia de la unidad o de una cierta uniformidad y que nace, sin duda, de la escucha común de la Palabra de Dios y de nuestras inquietudes o prejuicios. Sabemos que la Iglesia está íntima y espiritualmente unida por el Misterio de Comunión que es, que desborda del Misterio de la Trinidad Santa, y que nos llega a través de la Palabra y los gestos de Cristo y de la acción directa del Espíritu Santo.  

El nacimiento y expansión de la COMISIÓN DIOCESANA POR LA COMUNIÓN es fruto de una experiencia larga y dolorosa recibida y contrastada por el carisma del Espíritu en la vida comunitaria y de fe del laico Vicente Morales, y de la comunidad de Pueblo de Dios, servidores de la Iglesia.  

Vicente, en sus viajes evangelizadores por comunidades diversas, comprobó el desgarro y el desparrame de la Iglesia, que se desgastaba en muchas tareas y peleas, y con pocas salidas, al final del siglo XX y a principios del XXI, tras la recepción positiva,  del Concilio Vaticano II, y las divergencias surgidas con su aplicación. Esta percepción le toco profundamente, y con el desgarro que él sufría por la falta de unidad, empezó a proponer a bastantes Obispos, y a numerosas comunidades cristianas, la posibilidad de abrir un nuevo frente dentro de la misma Iglesia. Un nuevo impulso por la Comunión, que, dimanando del ministerio de los mismos Obispos, ligado al de Cristo, se propagase como un nuevo aliento y anhelo de Comunión en el Pueblo de Dios. Este don habría de expandirse de un modo más carismático que institucional. Así, la Comunión, volvería a revivir, en aquellos centros de Iglesia que estuviera ajada o en parte olvidada, tanto en su recepción, como en su vivencia y expresión eclesial.  

Ha sido la aparición de una pluralidad de grupos, congregaciones, movimientos y comunidades diversas, la que, inevitablemente, por su propio dinamismo y crecimiento, ha provocado que, tanta novedad comunitaria, se concentrase más en sus propias implantaciones y progresos, que en la vinculación real y la vivencia consciente y común del Misterio de la Comunión, que es la verdadera fuente de vida, de crecimiento en la fe y de fraternidad comunitaria del Pueblo de Dios. 

Recordar el nacimiento y primera evolución de esta renovada y sufriente vocación por la Comunión, siempre será una gran gracia que nos recordará la libre acción del Espíritu Santo en su Iglesia en Madrid. 

 

GÉNESIS CRONOLÓGICA DE LA CDCE en la Archidiócesis de Madrid.

 I- ANTECEDENTES:

En los años 2012 al 2013 Vicente Morales celebra diferentes reuniones en Valencia con el arzobispo D. Carlos Osoro, el cual envía a dos de sus presbíteros (Pablo y Alberto) al primer encuentro del Raposo – Badajoz en el puente de la Inmacualda del año 2013, en el que participan diferentes realidades eclesiales. 

 

1ª FASE: GRUPO UBUNTU-ENTRE TODOS (Diciembre de 2013 hasta Julio de 2015) 

Raposo I-Badajoz (Auditoría del Espíritu: 5 al 8 Diciembre 2013), 

Madrid I (Parroq. Ntra. Sra. Africa. 11 de Enero 2014), 

Manises-Valencia (7 al 9 de Marzo 2014. Nos vemos con D. Carlos Osoro), 

Raposo II-Badajoz (27 Junio al 6 de Julio de 2014), 

Talavera de la Reina (26 al 28 de Septiembre de 2014), 

Madrid II (19 al 21 de Diciembre de 2014), 

Constantina (13 al 15 de Febrero de 2014), 

Almonaster (17 al 19 de Abril de 2015), 

La Antillas de Huelva-Retiro (29 Junio al 5 de Julio de 2015). 

 

2ª FASE: GRUPO UBUNTU-ENTRE TODOS en MADRID 

El 25 de Octubre de 2014 el papa nombra arzobispo de Madrid a D. Carlos Osoro. 

1º Vicente Morales se reúne en diferentes momentos en Madrid con D. Carlos tras su nombramiento como arzobispo, desde finales del 2014 y hasta Mayo de 2015 

2º Reunión con D. Carlos (I) el 25 de Mayo de 2015 (arzobispado) de Vicente, Carmen, Patricia, Antonio, Salvador y Pedro J 

3º Encuentro de todo el día con D. Carlos (II) 6 de Julio de 2015 (Seminario) con más de 20 realidades eclesiales diferentes. Encarga al Vicario de Pastoral Social e Innovación a cuidar lo que el Espíritu está gestando. Aquí ya se insinúa la creación de una especie de mesa por la comunión. 

4º Encuentro con diferentes realidades eclesiales el 26 de septiembre de 2015. La Badila de la CDC (En el Seminario) 

5º Encuentro con diferentes realidades eclesiales el 19 de diciembre de 2015. (En el Seminario) 

6º Encuentro con diferentes realidades eclesiales el 9 de Abril de 2016. Propuesta de la Mesa por la CDC (En el Seminario) 

7º Encuentro con D. Carlos (III) el 25 de Mayo de 2016 de Vicente, Carmen, Antonio, Agustín Rodriguez, Migueli, María José Delgado, Mari Paz, Pedro J, Antonio,….. Un paso adelante: La concreción de la propuesta de establecer una Mesa y un Observatorio por la CDC (En casa de D. Carlos, en el palacio arzobispal) 

8º Encuentro Inter-diocesano por la CDC (con gente enamorada de la Comunión de Santiago Compostela, Armenteira, Valencia, Madrid, Huelva…) del 13 al 15 de Enero de 2017 (Casa Mambre. Comunidad Tierra de Encuentro) 

Al mismo tiempo se van celebrando diferentes reuniones orantes (Mesa camillas) convocadas en clave diocesana por Josito (Vicario Episcopal de Pastoral Social e Innovación) con diferentes realidades eclesiales (En el Arzobispado): 

1ª el 17 de diciembre de 2015

2ª el 15 de marzo de 2016 

3ª el 19 de abril de 2016 

4ª el 5 de Julio de 2017 

Para ir expandiendo el anhelo por la Comunión, se van celebrando diferentes encuentros o Vigilias de Oración por la Comunión: 

1º En San Egidio el 14 de Mayo de 2017 

2º En la Cabrera (Misioneros Identes) el 11 de Junio de 2017 

3º En la Parroquia Ntra. Sra. de la Antigua de Vicálvaro el 1 de Octubre de 2017 

 

II- NACIMIENTO Y CONSTITUCIÓN DE LA CDC

1º Reunión con D. Carlos (IV) el 5 de Julio de 2017 de Vicente, Rosi, Josema y Ali, Víctor (cura de Santiago de Compostela), Antonio, Salvador y Pedro J (Arzobispado) en la que nuestro pastor nos comunica que está decidido a poner en marcha la Mesa por la Comunión para septiembre de 2017. Nos pide que le enviemos una lista de gente que conozcamos, apasionadas y enamoradas de la unidad, para orarlo durante el verano. 

2º Josito, en nombre del Cardenal, el 13 de septiembre de 2017, nos comunica que ya se ha aprobado oficialmente,  por el Consejo Episcopal, la MESA POR LA COMUNIÓN, con el nombre ahora de “Comisión Diocesana por la Comunión Eclesial” –CDC-. Nos pide que le demos unos días, para formalizar los nombres de los miembros elegidos. A finales de Septiembre, Josito va llamando por teléfono uno a uno a todos los elegidos por D. Carlos para que constituyan la Comisión. 

3º REUNIÓN CONSTITUTIVA OFICIAL DE LA CDC el 25 de Octubre de 2017 con la presencia de D. Carlos (V), en el arzobispado. 

4º Reuniones mensuales de la CDC celebradas durante el Curso 2017-2018: 

2ª Reunión el 13 de Diciembre de 2017 (Arzobispado) 

3ª Reunión el 19 de Enero de 2018 (Arzobispado)

4ª Reunión el 16 de Febrero de 2018 (Arzobispado) 

5ª Reunión el 16 de Marzo de 2018 (Arzobispado) 

6ª Reunión el 20 de Abril de 2018 (Arzobispado) 

7ª Reunión el 18 de Mayo de 2018 (Arzobispado) 

8ª Reunión- REVISIÓN curso el 15 de Junio de 2018 (En el Seminario) 

9ª Reunión con D. Carlos (VI) el 7 de Julio de 2018 (En el Palacio Arzobispal) 

 

BREVE RELATO DEL ORIGEN DE LA MESA- COMISIÓN POR LA COMUNIÓN ECLESIAL

Desde el nacimiento del grupo musical Brotes de Olivo en 1971 y la comunidad “Pueblo de Dios” en 1981, la Comunión Eclesial ha sido la pasión de esta Historia de historias. Se aterriza en Madrid en una  Misión parroquial de un año de duración en 1998 en la parroquia de la Encarnación (San Blas), y luego desde el 2000 al 2003 animan diferentes misiones programadas por la diócesis (las llamadas Jornadas de Evangelización, bajo la responsabilidad del Vicario Episcopal D. Tomás  Juárez García Gasco) en más de 15 parroquias. Al mismo tiempo, se celebraba distintos encuentros por la comunión: “Noche y Arte en Oración”, Reflexiones eclesiales plurales, reuniones de “casa para la comunión y la vida”, encuentros de artistas cristianos…  

En diciembre de 2013, en el puente de la Inmaculada, se celebró un encuentro en el Raposo (Badajoz) con la presencia de diferentes realidades y carismas eclesiales, en la que participaron también dos curas enviados directamente por el arzobispo, por aquel entonces de Valencia, D. Carlos Osoro. Fue aquí donde nace el grupo Ubuntu por la Comunión, quien escribiera dos años después la carta a D. Carlos (ya arzobispo de Madrid) que dio origen a la reunión con él del 25 de mayo de 2015, para presentarle esta inquietud, pasión y urgencia por la Comunión. En esta reunión, D. Carlos nos propone celebrar un día entero de encuentro con él y con todas aquellas realidades inquietas por la Comunión de la diócesis. El encuentro tiene lugar en el Seminario Diocesano el 6 de Julio de 2015, con más de 20 realidades eclesiales diferentes, y al que se añade también el Vicario de Pastoral Social e Innovación D. José Luis Segovia (Josito). 

Desde que D. Carlos es nombrado Arzobispo de Madrid, en el 2014, se van sucediendo distintas reuniones de Vicente Morales con él en torno al tema de la Comunión, y de cómo contagiarlo de alguna manera a su Diócesis. 

Le siguen más de dos años de gestación y recorrido (2015-2017), reuniones y encuentros impulsados por Josito y el grupo promotor Ubuntu, y simultaneado también con varias reuniones con D. Carlos: el 25 de Mayo de 2016, se le propone en concreto iniciar la Mesa por la Comunión, pero fue en la del 4 de Julio de 2017 en el arzobispado, cuando D. Carlos se decide definitivamente, (previo discernimiento con el Consejo Episcopal diocesano), a ponerla en marcha para principio del curso 2017 – 2018. 

El 13 de Septiembre de 2017, Josito nos anuncia en nombre del Cardenal al “grupo promotor ubuntu”, la aprobación oficial de la Mesa por la Comunión en la Diócesis. 

Y fue el 25 de Octubre de 2017 cuando se celebra la Reunión constituyente oficial de la Mesa-Comisión Diocesana por la Comunión, en un encuentro en el Arzobispado con la presencia de D. Carlos Osoro, y los diez miembros elegidos por aquel entonces (pertenecientes a diez realidades eclesiales diferentes) para ponerla en marcha y darle vida. 

Desde el comienzo del curso 2017-2018, este espacio al servicio de la Comunión en la Iglesia de Madrid inicia su andadura, al tiempo que se van incorporando nuevos miembros de diferentes realidades eclesiales que le va confiriendo una mayor pluralidad y riqueza. Sin tener referencias de algo parecido en ninguna diócesis, inician una aventura conjunta como caminantes que se van haciendo camino al andar, como nos decía el poeta, y guiados sólo por la fe y el Espíritu que los impulsa.  

Algo nuevo estaba naciendo. ¿No lo notáis? 

 

ONCE IMÁGENES APROXIMATIVAS DE LA COMUNIÓN QUE ANHELAMOS: 

Cuando hablamos de Comunión, ¿hablamos de otra cosa distinta de la que imaginamos? La verdad es que, muy posiblemente, sea así, pues estamos siendo guiados a adentrándonos más y más en el abismo del conocimiento del Misterio de Dios.  

La Comunión nace de muy hondo, como esos manantiales que hacen brotar un agua fresca y rica en minerales de lo más profundo de la tierra, lo cual hace que no resulte ágil ni fácil de comprender bien, al estar los hombres actuales enganchados a criterios y posturas poco profundos, que son fruto de un cierto vacío intelectual, carente de significados significativos que supongan una rigurosa búsqueda espiritual.  

Desde el primer momento de esta historia reciente, diocesana, iniciada por la creación de la CDC, en la que intentamos abrirnos al misterio y al anhelo de Comunión, nos dimos cuenta, los llamados por el Obispo a ella, de que nos fallaban los significados  y no nos acababan de servir las palabras, ni los conceptos teóricos o intelectuales, ni siquiera los teológicos, ya que, el lenguaje termina por quedarse pequeño, sobre todo cuando intentamos utilizarlo acercándonos al misterio que oculta o manifiesta o sugiere esta hermosa palabra: COMUNIÓN.  

Eso siempre trae consigo pequeñas o grandes frustraciones, que van cundiendo y trastocándose en la mente, en el corazón y en el alma, al ver que las palabras no logran bien lo que experimentamos y por lo que vibramos al indagar en el misterio de la Comunión.  

A lo largo de estos años de existencia de la CDC, hemos hecho nuestros pinitos y nuestras apuestas, incluso algunas representaciones importantes de lo que para nosotros supone este recorrido por la Comunión anhelada. Hemos visto que depende bastante de nuestras experiencias eclesiales, de nuestros criterios y de un montón de factores que, a veces, incluso son causa de división, cuando no de enfrentamiento entre unos y otros, y otras veces nos suponen el encuentro no deseado con ciertas zancadillas que no facilitan nuestro avance en la comprensión de lo que es la Comunión. 

Eso nos llevó, en los inicios de este recorrido, a buscar algunas imágenes, que fueran más allá de las palabras, y que nos ayudasen a entender o, al menos, nos permitiesen adentrarnos en una comprensión más honda de lo que, en una primer acercamiento o en una primera apariencia, esconde la palabra COMUNIÓN. Y así, entre todos propusimos unas cuantas imágenes: 

1. La Comunión es Piedra angular, la que cierra el templo que somos, la que le da estabilidad y consistencia. El fundamento de todo también es la Comunión en el interior de la Trinidad, pero el culmen, la piedra angular que lo cierra y encaja todo, esa es la Comunión plena, la que se corona en la íntima unión entre la Trinidad y la muchedumbre inmensa, nosotros, la Iglesia, la humanidad, el reino en expansión y circularidad. Piedra angular. 

2. La Comunión es la gran asignatura pendiente de la Iglesia. Postergada de modo continuado por nuestra preocupación por las cosas de Dios, y por sus urgencias, vividas en nuestros grupos separados de pertenencia, y que nos hacen correr el riesgo de olvidar la vivencia y comprensión del conocimiento de la Trinidad, de lo que es esencial a la fe común; eso que puede hacer decir a otros: ”Mirad cómo se aman”. Todos intuimos por dónde va la comunión, pareciera, al nombrarla, como si en cada cristiano se despertara un mundo nuevo, que tenemos olvidado o marginado de nuestro día a día. Asignatura pendiente. 

3. Como complemento a lo que acabamos de decir, podemos afirmar, recreando una imagen antigua sobre el valor en el ejército, que se presuponía a los soldados, que en la actualidad para los discípulos del Maestro Jesús, la Comunión se les presupone. Pero la experiencia que tenemos es que si esta no se activa como en los tiempos de persecución, la Comunión quede postergada y alejada en los abismos inescrutables. Y puede reducirse a ser resaltada en nuestra ‘cartilla de bautizados’. Y así, como en la cartilla antigua de los militares, que se presuponía la valentía del soldado, a nosotros, bautizados en Cristo, la Comunión, se nos presupone. 

4. La Comunión podríamos compararla a una hoguera, o una tea, que enciende a otra hoguera, u, otra tea, y así hasta el infinito. En Comunión somos luz. La comunión es una energía viva, una gracia tan potente, nos constituye en luz que guía y enciende a otros hermanos, a otros pueblos. Y evangélicamente hablando, tanto la luz que recibimos como don, como la sal de la que habla también Mateo 5, mientras iluminan o salan, y se pasan de unos a otros mueren, o se deshacen. La luz que brilla en la lámpara, la candela, necesita ser mantenida, cuidada y alimentada con el aceite de la fe y de la comunidad que la sustenta. Y así, unas prenden a las otros y entre todas se alimentan. La Comunión es una hoguera que enciende otras hogueras, y entre todas se alimentan. 

5. La Comunión se entiende con la imagen de los vasos comunicantes que portan el Agua Viva de la misma. Alguien conecta con el Agua Viva, y este comienza a dejar que su vaso lleno, se intercomunique con otros vasos vacíos, que se irán llenando. Para ello hemos de aprovechar todos los medios a nuestro alcance, el tú a tú, la comunidad con otra comunidad, incluso a través de las redes informáticas. La vida de los creyentes siempre es dinámica, movimiento, circularidad, crecimiento, como el agua que siempre busca abrir caminos nuevos para llegar al mar, que es su anhelo. El espíritu de Comunión nos impulsa a convertirnos vasos comunicantes que nos transporten a la comunicación fluida y finalmente al mar trinitario del Amor.  

6. La Comunión se percibe mejor si la entendemos como fermento de una vida fraterna. Ante el aumento de un individualismo feroz, que afecta a una gran mayoría de la humanidad, la Comunión, fundamentada en el Espíritu de Cristo y en la Trinidad, es como un pan que crece, con la fuerza secreta del fermento de la Comunión, y que es capaz de alimentar de un modo nuevo a la Iglesia y a todo el pueblo de Dios. Sin ella le hacemos seguiremos destruyendo el planeta y destruyendo al ser humano, y todos llegarán a hambrear el pan de la fraternidad y de la sensibilidad que hace la vida con naturalidad y de modo comunitario. Percibamos y vivamos la Comunión como el fermento del bien y la fraternidad entre nosotros. 

7. La Comunión es la gran fiesta. El gozo por excelencia. Nada produce tanta alegría como estar unidos en armonía y en amistad. La aportación de Jesús a la historia de la humanidad es la reconciliación de los hombres con Dios, de los hombres entre sí, por medio del perdón infinito, hasta ‘setenta veces siete’. La evocación de la fiesta en la parábola del hijo Pródigo nos hace percibir la imagen de la fiesta final, como la de la gran felicidad de una humanidad reconciliada, que vive del misterio circular de la Comunión. La Comunión es una gran fiesta. Es siempre festiva, nunca produce pesar egoísta. 

8. La Comunión es como una madre crucificada. No es feminismo. Es franciscanismo. “Sed madres unos para los otros”, decía San Francisco de Asís. La unión y la comunión generan esta maternidad servicial y crucificada. Nido caliente en el que cabe todo el Cuerpo de Cristo. La Comunión es la Madre crucificada, entregada, que calienta el nido del encuentro pleno con los otros y con Dios. 

9. Vicente Morales, en un encuentro en el Monasterio de Armenteira, citó: “El que no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12, 30). La historia de la Iglesia habla de este desparrame. De una Iglesia desparramada. Es una imagen negativa. Un desparrame no querido, no buscado, pero, de algún modo impuesto ante el hecho de despreciar la propuesta de Cristo. Un pueblo desparramado, abandonado, ensimismado en sí mismo, al que Jesús ha querido recoger, reunir bajo sus alas, como hace la gallina clueca, que recoge, reúne y agrupa cálidamente a sus polluelos. La Comunión recoge, reúne, agrupa, no es desparrame ni abandono. 

10. La Comunión de los cristianos no es una máscara de Comunión. J.P. II. Novo Millennio Ineunte. La máscara es la que esconde y confunde la verdad a la que estamos llamados, que no es otra, cuando vivimos en unidad profunda con la Trinidad y con la humanidad, que la Comunión. Detrás de nuestras máscaras se esconde el rostro de CRISTO que podemos contemplar a rostro descubierto nuestro y de los que nos rodean, del mismo modo que la acogida y vivencia del rostro de Cristo, nos conduce a saber unidos en torno a Él. Quitemos las máscaras y contemplemos el rosto de Cristo y el de los limpios de corazón, que nos muestran expedito el camino de la Comunión. Abandonemos las máscaras. 

11. Vicente Morales, también, nos ha dejado esta perla andaluza: “Si cuidas sólo tu olivo, provocarás la muerte del Olivar y de tu olivo. Pero, si cuidas de todo el Olivar, harás florecer al Olivar y a tu olivo”. Cuida del Olivar el que vive en plenitud el Misterio de la Comunión. El individualista se cuida de sí. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. (Jn 12,25) Si, a través de la vivencia de la Comunión, cuidas de todo el Olivar, harás florecer al Olivar y a tu olivo.