Decálogo de nuestro pastor D. Carlos Osoro, ante el significado y la misión de la Comisión por la Comunión

1º Os lo repito: Lo fundamental y más significativo e importante de esta Mesa es que la formáis gentes diferentes y distintas. “Todos entendían en su propia lengua”. Importancia y trascendencia  de la PLURALIDAD.

2º Nosotros no echamos a nadie de nuestro lado, para nosotros todos son hermanos. ¡Dejad que crezcan juntos la cizaña con el trigo! Nuestra misión es dar vida y no vivir matando. El diferente no es un enemigo sino un hermano que Jesús sienta en nuestra mesa.

3º El don de la comunión ¡es algo tan evidente, tan necesario y tan urgente! Los cristianos no podemos andar con componendas.

4º La gran tarea nuestra como mesa por la comunión y como Iglesia es: Vivir y desarrollar esta cultura del encuentro. Y hacerlo sin ambigüedades, dando toda la importancia a lo Esencial que nos une y no tanto a lo secundario que nos separa.

5º La opción de la comunión es la opción por ser creadores de la CULTURA DEL ENCUENTRO, de la “cultura del misterio de la Encarnación”, de un Dios que viene a encontrarse y juntarse con todos los hombres, sin diferencias de nadie. El cristianismo no es solo una religión, es sobre todo un bien para la sociedad. Y esto solo se alcanza desde la Comunión.

6º La tarea de empujar a la iglesia en estos momentos a abordar y superar los riesgos y anhelos del mundo actual de otra forma distinta (como nos dice el papa Francisco en la EG). En la mesa del mundo caben todos, y a nadie se le expulsa. Una misión de dar y crear espacios para todos. Y hacerlo no de cualquier manera, sino siempre desde la llamada a ¡VEN Y SÍGUEME![1].

7º ¿Y qué significa este VEN Y SÍGUEME?. Significa establecer dos claves para arraigar y desarrollar la comunión que es Cristo mismo: 1ª clave: Comunicar la experiencia de verdad,  belleza, alegría, esperanza, Evangelio, Buena noticia y la 2ª clave: el derecho que tiene todo el mundo a recibir esa buena noticia del Evangelio que no excluye absolutamente a nadie. Lo primero es aplicárnoslo a nosotros mismos, ya que por diferentes prejuicios también como iglesia excluimos a otros por sus carismas y sensibilidades distintas.

8º Favorecer que la iglesia haga frente y sin miedo a ningún tipo a las preguntas ineludibles que se hace el mundo de hoy. Y hacerlo Juntos y Entre Todos, porque solos iremos a la deriva.

9º El diseño más bello de lo que debe ser la Mesa por la comunión es la EUCARISTÍA[2], en la que participan gente muy diferentes en modos de pensar, de ser, de actuar, de entender la iglesia, la vida y la presencia de Dios, pero todos alrededor del Señor en la misma mesa”. En torno a la mesa solo vemos hermanos. Este diseño de la mesa por la Comunión no es un diseño teórico, os encontráis para compartir la vida,….  Si se ve necesario ampliarla se amplía, para que nadie se sienta fuera ni excluido.

10º La misión que me ha dado el Señor como obispo, es “reunir no dispersar”. Y esta mesa tiene también la misma misión de reunir y no dispersar.

Jesús todos los días nos pregunta: ¿Me amas más que estos?. “La COMUNIÓN sin la referencia absoluta a Cristo sería imposible”.

 

[1] Cuando leíamos la página del Evangelio que relata la llamada del publicano Mateo y Jesús le dijo: ¡VEN Y SÍGUEME!, pensé que “Todos como Mateo tenemos algún mostrador” en el que vendemos algo nuestro. Pero Jesús lo primero que le dijo fue, ¡SÍGUEME!. Y luego fue a la casa de Mateo a sentarse a la mesa a comer. “Sentarse a la mesa” en el mundo antiguo significa que la persona invitada la incorporaraba de alguna forma a su familia. Vemos como aquel publicano invita a sentarse al Señor en su casa y todos los que estaban fuera le criticaban diciendo, ¿cómo este que dice que es Dios se sientan con publicanos y pecadores?.

[2] En la Eucaristía lo primero que hacemos es reconocer nuestros pecados, porque solo reconociendo nuestros pecados podemos sentir que Dios nos acoge y nos sienta en su mesa. “En esa mesa no se recibe el alimento de la dispersión sino de la comunión”, alimento que me hace mirar al otro con maravillamiento.